Estimado:
(Es tan raro decirte así: estimado. Pero empecé a escribir esto y me di cuenta que de alguna forma me tenía que dirigir a vos y realmente no pude pensar en otras cosas. Siempre odié la palabra querido, y hace tiempo que no nos dirigimos el uno al otro con términos afectivos o apodos. Y todavía no puedo decir tu nombre sin que esté cargado de alguna emoción, que no siempre es la misma, entonces ya no sé si podría escribirte esto que va a continuación.)
Ahora que somos amigos,
estimado, a veces nos contamos nuestros problemas. Solamente a veces porque los
dos sabemos que esta amistad es una mentira, y que es más por ser maduros y
mantenernos en contacto que porque realmente exista un vínculo de ese tipo. En
fin, esta fue una de las pocas veces en las que viniste a mí con un problema.
Habría preferido que le consultaras esto a otra persona, pero si me lo
preguntaste es porque realmente no te quedaba otra.