Hasta hace un tiempo amaba hacer balances de fin de año: listas interminables, un tanto enigmáticas, de los sucesos y personas que habían pasado por mi año. Después dejé de hacerlas, quizás pasaban demasiadas cosas como para sintetizarlas en una lista o quizás las sentía demasiado mías como para publicarlas.
Y ahora me siento al frente de la compu tratando de escribir esto. Y lo primero que se me ocurre es que no puedo evitar sentir que mi año ni empezó el primero de enero ni va a terminar este diciembre.
Mi año empezó cuando la persona a la que había estado esperando ver por un año se subió a un avión para volverse a su país. Cuando me di cuenta que no lo iba a ver más y que la vida que había llevado por un año y chirolas (¡qué palabra de vieja!) se estaba terminando, y que no solamente no podía hacer algo para evitarlo sino que, además, quería que pasara. Mi año empezó ese día a fines de febrero cuando me tomé un taxi sola a casa y me acurruqué en el asiento de atrás.
Obviamente que desde ahí pasaron muchas cosas: viajes, salidas, nuevos amigos, visitas que me llenaron el corazón, descubrimientos, darme la cabeza contra la pared y con ganas. Intentos frustrantes de conseguir trabajo. Conseguir trabajos de mierda. ¡Me dieron el título!, pero eso fue más como una formalidad porque para mí nada supera la rendida de tesis y su posterior mugre (pero eso sí fue el año pasado).
Después de 8 años de vivir sola en Córdoba, volví a vivir a mi casa para trabajar y ahorrar plata. En una semana junté (casi) todo y me fui sin decirle a nadie, porque hacerlo lo iba a hacer definitivo.
Me encantaría poder llenar este post de cosas más relevantes, pero no las hay: este año estuvo lleno de pequeños momentos que no vale la pena mencionárselos (para ustedes no serían significativos, entretenidos o interesantes) pero que me llevaron hasta donde estoy. Este año se trató de aprender: a dejar ir, a no dejar que me tomen de boluda, a tomar decisiones y a saber vivir con las consecuencias. Este año se trató de estar tranquila, cargar pilas, trabajar en pos de una meta, procesar pérdidas, darse cuenta de que las crisis no existen (o que son pasajeras).
Seguro que más cosas van a seguir pasando porque mi año va a terminar en marzo (sí, recién el año que viene),cuando todo el esfuerzo y el aprendizaje se vean condensados en una valija y un viaje sin fecha de regreso. En salir de mi zona de confort y a lo bestia, como arrancar una curita de un tirón.
Antes sentía que tenía que descargar en un papel todo lo que había pasado en el año, desde ese 01/01 a ese 31/12, para poder empezar de cero y con las ideas claras, ordenadas. Ahora a mis años los dictaminan situaciones de quiebre, de cambio, que es cuando realmente se empieza de nuevo.
En definitiva lo que quiero decir es que un fin de año no es una cuestión cronológica (aunque a veces coinciden). Que dentro de un año pueden haber muchos. Que no se pueden cerrar etapas simplemente porque se le acaban las hojas al calendario, no se puede hacer un balance solamente porque van a dar las doce. Hay que hacerlo las veces que sea necesario.
*Texto basado en la temática del Veo veo de este mes y el último de este 2014: Fin de año o Balance. Si querés saber más sobre el Veo veo hacé click ACÁ.
Otros blogs que están jugando al Veo veo: Viaje y descubra, Roving Snails, Travel,enjoy and share, Una argentina por el mundo, Rodando caminos, The Indie Trendy, Rumbeando por ahí, Paper-versos, Entre Lugas.
Ah... me encantó todo y especialmente eso de que hay que hacer balance las veces que sea necesario... inspirador!! :)
ResponderBorrar¡Gracias Susana! Me alegro que te haya gustado e inspirado :) Tu post es precioso, me transportó, y me quedo con esto: "Porque los árboles y sus raíces y el movimiento de mis dedos. Porque los mil colores del mar y el sonido de los grillos. Porque el olor de la comida recién hecha y el poquito de tierra entre los adoquines. Porque el tacto de las olas y los abrazos."
BorrarMe encantó tu conclusión final, me encantó tu 'veo veo'. :)
ResponderBorrarSaludos!