Abajo Debajo - La vida en Australia (Parte 1)


Juro que traté de no caer en este tipo de post. No es que tengan nada malo, pero nada más no me veía a mi misma escribiendo una especie de diario. Pero visto y considerando que tengo una memoria de mierda y que soy malísima manteniéndome en contacto con la gente, esta es una buena forma de solucionar las dos cosas. Además sé que hay muchos que están aplicando para la visa en estos días y siempre viene bien leer la experiencia de otro.

Comiendo dumplings (hiper) baratos en el Barrio Chino
Hace un poco más de tres meses que estoy instalada en Melbourne, aunque hace 4 que me fui de Argentina. Cuando leía sobre Australia antes de venir para acá, siempre saltaba la comparación entre Melbourne y Sydney: hay una eterna competencia. Pero en definitiva termina siendo una cuestión de gustos, como todo. Sydney me pareció (y acá unos cuantos se van a ofender) una ciudad muy fría y sin personalidad, por decirle de una forma. Una ciudad grande y llamativa, pero eso fue todo. Melbourne me conquistó con sus callejones llenos de grafitis, con la gente que me cruzo en la calle que habla en idiomas rarísimos, con la comida de China-India-Etiopía y con sus museos, mercados, exhibiciones y cuanta cosa culturosa se te ocurra hacer.

Joel preparando uno de sus legendarios desayunos.
Apenas llegué me instalé en la casa de Joel, un amigo de Marina, que nos hizo el aguante al comienzo del viaje con Juli (ya habrá otro post sobre eso), pero que además me dio asilo hasta que conseguí dónde vivir. Además sigue siendo mi amigo hasta el día de hoy y es una de las mejores personas que conocí en lo que va del viaje. Joel vive en un barrio que se llama Clifton Hill, que queda un poco lejos de la ciudad pero gracias a eso aprendí a manejarme en tren sin temer por mi vida cada vez que me bajaba en Flinders Station (una de las estaciones más grandes, un mundo de gente). También es un barrio hiper tranquilo, así que sirvió de inmersión al mundo australiano: acostumbrarme a que los autos vengan del lado "equivocado" fue toda una odisea, los primeros trámites solas y las largas horas en el supermercado porque hay tanto que me distraigo y no sé qué comprar.

A pesar de toda la amabilidad de mi nuevo amigo y sus compañeras de departamento, no quise abusar y me mudé por dos semanas a St. Kilda, a una casa a una cuadra de la playa con una chica que se llama Sarah. St. Kilda es el barrio de los mochileros por excelencia (aparentemente) y está lleno de cafés y bares donde generalmente trabajan. Sarah es muy divertida y nuestras actividades juntas consistían en tomar vino, mirar demasiado Netflix y filmarnos haciendo playback de canciones muy cursis.

La playa de St. Kilda
Las famosas casitas estas en Brighton Beach


El gato de la casa, Benjamin <3
Lamentablemente el alquiler de esa pieza era sólo temporal, pero terminé mudándome a una casa hermosa en el norte de la ciudad en un barrio que se llama Coburg. Vivo con Amee y Jason, su novio, y Patsy, todos australianos por lo que hablo en inglés TODO el día.  La casa está literalmente al lado de un arroyo, así que es una zona llena de árboles, y fauna: desde murciélagos de una dudosa magnitud, a zarigüeyas con colas largas que se cuelgan de los árboles y unos pájaros que se llaman kookaburra, que cuando cantan parece como si se estuvieran riendo (la primera vez que los escuché pensé que eran monos).

La búsqueda de trabajo llevó más tiempo de lo que pensaba. En realidad no, pero la ansiedad hizo que pareciera eterna. Vine sabiendo que por lo menos iba a estar un mes sin trabajar y hasta traje plata suficiente para sobrevivir ese tiempo, y aún así a las dos semanas estaba trepando por las paredes porque no conseguía nada. Terminé llegando al punto en que dije "si no consigo trabajo esta semana, me voy de Melbourne". Estaba dispuesta hasta irme al medio de Uluru a contar piedras si hacía falta, con tal de tener un ingreso. Pero ese fin de semana, antes de que termine la semana del ultimátum autoimpuesto, conseguí trabajo (y sigo trabajando ahí).

La vida acá es super tranquila y la gente es re amable y relajada. En todas partes hay hijos de puta, eso seguro, pero hasta ahora no me crucé con ninguno y espero mantenerlo así. Tenía mucho miedo de no entender a nadie por el acento, pero hasta ahora son contadas las personas a las que quedé mirando con cara de poker y suelen ser más grandes o del interior de Australia. A lo que sí hay que acostumbrarse es al slang (una especie de "lunfardo") y a ciertas expresiones, pero nada inentendible.

Ahora, algunas cuestiones básicas de la supervivencia en Australia: para cruzar la calle hay que tocar un botón, y eso hace que eventualmente el semáforo cambie. Si cruzás cuando el hombrecito está en rojo, especialmente si lo hacés en el centro, te podés comer una multa. Otra cosa que necesitás para moverte, especialmente si no vivís cerca del centro, es una Myki: una tarjeta que sale $6 (dólares, no? Aclaro por las dudas) y a la que le cargás crédito o si la usas mucho, un pase semanal/mensual/etc.

Como último dato les puedo decir que Australia es caro. Mucha gente dice que no, que es nada más la primera impresión pero incluso con un sueldo normal, a mí me sigue pareciendo caro. Pero como en todos lados depende del tipo de vida que quieran llevar y cómo se las arreglan: si salen a comer seguido, si viven de fiesta, etc. Tengan en cuenta que lo más probable es que les paguen el mínimo por hora, capaz un poco más, pero incluso así se puede ahorrar.

Seguro que me estoy olvidando de un montón de cosas, hay mil detalles y temas de los que hablar, así que si hay algo que quieren saber (ya sean amigos/familiares/o gente random que terminó leyendo esto), ¡pregunten! Más adelante lo más probable es que vuelva a escribir, capaz con historias más interesantes. Por lo pronto mi vida en Australia consistió en encontrar trabajo, encontrar casa y conocer mucha gente nueva, pero de una forma muy extraña se dio todo tan naturalmente que fue inevitable caer en un cierto tipo de rutina. Antes de venir para acá leí historias loquísimas, o de gente que se recorrió toda Australia trabajando en cosas rarísimas. Esta es mi versión de la historia y, hasta ahora, está bastante buena.

              


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