Dicen que para olvidar a alguien
necesitás la mitad del tiempo que estuvieron juntos.
Algunos dicen que el doble.
Que si la comida se te cae al
piso, tenés 5 segundos para juntarla y
poder comerla.
Que si una persona se demora
mucho en contestarte un mensaje tenés que esperar el doble para responderle.
O que después de conocer a alguien que te interesa o después de una primera cita
hay que esperar 3 días antes de escribirle o llamar a la otra persona.
Que después de mucho tiempo lejos
de casa lleva un año acostumbrarse a estar de vuelta.
Que el sentido de la vida, el
universo y todo lo demás encuentra su respuesta en el número 42.
Muchas veces me veo a mí misma
recurriendo a estos números porque la situación me supera y necesito tener datos
concretos: saber cuándo va a terminar, cuánto tengo que esperar, qué tengo que
hacer.
Pero yo creo que los tiempos son
relativos y que hay gente que nunca se olvida.
Que mientras no cruces los
límites de la legalidad la edad no es un problema.
Que los 5 segundos dependen de
qué tan limpio esté el piso.
Que siempre voy a tratar de
contestar rápido porque odio cuando la gente hace cosas así.
Y que si la persona te gusta o si la pasaste bien en la
cita ¿por qué hacerte el difícil? ¿el interesante? Estos jueguitos no
entretienen a nadie.
Que hace casi dos años que volví a Argentina y sigo
queriendo irme de vuelta cada día.
Del 42 no opino nada porque todavía no leí el libro. Pero
que si la respuesta es tan simple la
vida de todos sería muy fácil.
Siempre vamos a tratar de encontrar recetas, consejos, soluciones fáciles. Tiempos y períodos que hagan todo más manejable: "sí, bueno, me dejó, pero me va a doler por sólo dos meses más". La realidad, el mundo, es tan abrumador que si alguien nos puede tirar la posta sobre cómo manejarnos lo vamos a seguir al pié de la letra y esperar que se aplique a nosotros. Somos humanos, nos gusta entender, nos gustaría que todo venga con un manual.
Por suerte la vida no es así, siempre va a haber algo que nos sorprenda, algo que nos sobrepase, algo increíble. Las experiencias no son las mismas, las personas no son las mismas y por consiguiente, los resultados van a variar. Y eso es lo hermoso de todo esto.
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