Soy adicta a Internet, por Lula*


Hasta hace unos años, mi uso de Internet se limitaba a lo que necesitara hacer para alguna clase, o para escuchar música. Pero un buen día andaba paseando por YouTube, y descubrí que atrás de los compilados de caídas y los videos musicales, había toda una comunidad cuyo trabajo es justamente… YouTube.
Encontré un rubio adorable con el pelo de colores, que me llevó a una chica que prepara tragos y hace chistes con doble sentido; un sueco que se graba muriendo de miedo con juegos de terror; dos hermanos ingleses que viajan por el mundo; y, así, muchísimos más. Estaba fascinada. Toda esta gente me mostraba lo mucho que me queda por conocer, y también todo lo que somos capaces de hacer si abrimos un poquito nuestras opciones. Bueno, así fue que ver videos se convirtió en una actividad diaria. Puedo pasar horas sentada viendo casi cualquier video que no incluya murciélagos o imágenes de cirugía.
YouTube es una de mis peores adicciones en Internet, pero no es la única. Miro tantas series que no me alcanzan los días de la semana para ir al día con todas. A algunas las amo, a otras las miro porque simplemente no me puedo permitir dejarlas empezadas. Tengo predilección por la ciencia ficción, así que básicamente si incluye vampiros/zombies/hombres lobo/fantasmas/brujas/monstruos, tengo que verla. Y esto me trajo otro problema: me quiero casar con tantos personajes ficticios que ya perdí la cuenta.
Más allá del tiempo que paso entusiasmándome con la vida real/ficticia de otros (decirlo así suena casi triste), de a poco empecé a escarbar buscando rincones de ese universo que no estaban tan a la vista, al menos para mí. Blogs, páginas que recomiendan libros, música y películas… de todo un poco. Me metí en todas las redes sociales que encontré. Y paso horas leyendo, y yendo de link en link en link, conociendo tantas cosas, lugares y personas… Internet  es la adicción más linda que conozco.
Mucha gente (adultos en su mayoría) piensa que nosotros los de veintitantos, somos la generación que se perdió de un montón de cosas maravillosas culpa de Internet. Nos ven como eternos niños, que no pueden permanecer concentrados demasiado tiempo, y que no retenemos demasiado acerca de nada. Yo creo todo lo contrario: que nosotros “los chicos de la Internet”, crecimos con un mundo infinito a nuestro alcance, a un clic de distancia. Esa inmensidad de sitios y contenidos nos hizo criaturas curiosas y hambrientas por conocer, por encontrar cosas nuevas. Y por suerte tenemos las herramientas. Leemos libros que no hubiésemos conocido de no ser por Internet, escuchamos bandas del lugar más remoto del mundo… Y todo eso no nos adormeció; al contrario, nos mostró todo lo que nos falta por ver, oír y conocer. Internet nos hizo trotamundos; trotamundos 2.0.


*Lula Donadío es estudiante de la Licenciatura en Comunicación Social y pone voz a los personajes del programa La Leyenda Cultural, por Radio Eterogenia. Es coleccionista de esmaltes de uñas y de posibles candidatos ficticios para un casamiento imaginario. Su estilo de cabello y uñas cambian tanto como el de Nymphadora Tonks. De un pueblito del interior de Córdoba se lanzó a norteamérica para realizar un Work and Travel, donde vivió varios meses emponchada y conoció lo que era el verdadero frío. Su rutina: caminar por la ruta congelada para ir a comer donas.




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